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Anécdotas sobre Isabel

“Faltando pocos días para mi matrimonio, mi sobrino Alexander se cayó jugando. Ella lo acostó en un sillón y con gran propiedad lo palpó y sintió que ahí había un tumor y dijo que, apenas pasara mi boda, lo llevarían al hospital para revisarlo. Al llegar, el médico confirmó el diagnóstico y preguntó el nombre del médico que tan acertadamente y tan a tiempo hizo el diagnóstico. Isabel tuvo muchas historias de diagnósticos muy acertados, incluso de carácter mental. Yo me siento muy orgullosa.”
Carmen María Rodríguez Mora.
“Alexander es mi segundo hijo. Mi mamá le tocó el tumor, es como un pañuelo doblado por debajo de la costilla, dijo ella, y ese diagnóstico fue vital. En estos momentos él tiene 46 años y trabaja en el INCAE. Gracias a Dios por habernos dado esa mamá. A mí me enseñó mucho de plantas medicinales. Isabel tenía un jardín botánico. Mis hijos se vieron beneficiados de sus tés, porque yo creía en ella sin pensarlo. Lo que me diera, se los daba.”
Elieth Rodríguez Mora.
“En un tiempo, Isabel montó una fábrica de mermeladas llamada Melissa, y tuvo sus productos en los supermercados. Era pura fruta. ¡Deliciosas! En otra época, tuvo una fábrica de tamales muy ricos. Y, de una fábrica de fibra de vidrio, le traían unas grandes bandejas, forradas en espuma, para que ella les cociera un forro en vinil. Eran para transportar los racimos de banano de una compañía bananera. Con unos retazos sobrantes, a mí me hizo una almohada pequeña para mi clínica, porque una vez que la atendí, ella me dijo que hacía falta algo para apoyar la nuca, y hasta el día de hoy, los pacientes, antes que nada, me piden la almohadita.”
Carmen María Rodríguez Mora.
“Pintaba muy bonito, eso fue después de los 70 años. Y escribía muy bien, incluso ganó el segundo lugar en un Concurso de Adultos Mayores. Ella estaba preocupada porque todos eran maestros pensionados y personas mayores muy preparadas y ella no, así que cuando la llamaron, tuvo mucha emoción.”
Carmen María Rodríguez Mora.