“Sin nuestras raíces no somos nada. Por eso a los 18 años, viaje desde Panamá a Costa Rica para conocer a la familia de mi papá: Alejandro Alfonso. Me interesaba saber en dónde había vivido, quiénes eran sus hermanos… Mi mamá quedó asustada. Me dijo: __Tú si eres arriesgada. Y cuando conocí a la familia, quedé encantada. Era otra persona. Y conté las anécdotas a mi gente. Definitivamente, mi padre me inspiró.”