El Tío Valiente.
Hacía cosas diferentes y lanzadas. Personalidad propia, imposible de ignorar. Determinado y justo. Buen hijo. Líder de sus hermanos en momentos cruciales. Trabajó temporalmente en Panamá y regresó a Costa Rica. Sencillo, honesto, responsable. Buen contador de historias, imaginativo y de un gran humor.
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La Tía Estrella.
La hija mayor ejemplar. Portadora de los valores primordiales de la familia. Solidaria, educada, comprensiva, comprometida, prudente y ecuánime. De voz siempre afectuosa. Compañera incondicional de su madre. Su presencia llenó un espacio vital para todos; dio estabilidad moral a la familia y fue luz y guía para sus hermanos.
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El Tío Sin Fronteras.
Llegaba hasta donde el trabajo lo llevara. Siempre iba a su aire y a su propio ritmo. Hablaba menos, hacía más. Desde muy joven salió de Costa Rica y trabajó en Panamá; varios años después se estableció en David, Chiriquí. Honesto. Sencillo. Descomplicado. Responsable y muy amable.
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El Tío Encantador.
Entregado a su trabajo y a su gente. Afectuoso, generoso y muy alegre. Todo el año era Navidad para el Tío Chon. Responsable, impecable, siempre sonriente. Alto, elegante. De gran humor. Amó la naturaleza como nadie y los animales lo amaron a él. El día de su funeral, sus bueyes bramaron y se hincaron a su salida de la iglesia.
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El Tío Constructor.
Admirado por ser un gran Maestro de Obras, que calculaba con precisión el material requerido para un proyecto. Desde joven llegó a Panamá y allí formó su familia que hoy sobrepasa un centenar de descendientes. Tuvo grandes cualidades como padre, esposo y amigo. Muy trabajador, siempre de buen humor. Le llamaban “El Tico”.
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El Tío Protector.
Entregado, solidario, sensible, noble y buscador de soluciones. Sinónimo de compromiso. Buen padre, de sus hermanos y de sus propios hijos. Calmado, prudente. Ordenado, impecable, muy trabajador, responsable, honrado y correcto. Alto y atlético. Participó en la primera vuelta a Costa Rica (ciclismo).
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La Tía Querida.
Humildad y ternura, fueron el encanto de esta bella morisca, de piel canela y cabellos oscuros, que amó y ayudó a su familia, aunque nadie se lo pidiera. Esta tía tan dulce y delicada adoraba la costura y también fue gran protectora de sus amadas gallinas y de su ganado, que vino a su encuentro para despedirse de ella el día que partió.
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La Tía Culta.
Su amor por la música clásica y por la ópera siempre deslumbró a todos. Alta, elegante, atractiva y muy educada, también amaba la costura y tenía fascinación por la Astrología. Nunca tuvo hijos, pero, como madrina de bautizo de esos muchos sobrinos, recibió mucho amor de todos. Fue la última hermana en partir.
La Tía Talentosa.
Mujer de muchos dones. Acertada para curar personas. Talentosa para la actuación, la pintura, el relato escrito y la costura, en especial para los vestidos de novia. Aún pasados los 80 años, desbordaba en energía. Por su carácter y gran temple para las decisiones, era una líder innata. Una guía permanente.
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El Tío Colaborador.
Siempre incondicional y dispuesto a dar una mano. Buen hermano, padre y esposo. Amante de la buena música, deseoso de compartir las nuevas tendencias. Considerado uno de los hermanos más guapos, con un gran encanto personal. Gran trabajador, honesto y confiable. Siempre muy claro y sincero. Podías contar con él
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La Tía Emprendedora.
Alma libre, eternamente joven y creativa. Siempre a la vanguardia y progresista. Abierta a nuevas modas: de pensar, de vestir, de bailar. Tenía don de gente, clase y gran atractivo personal; siempre en positivo, sin importar la adversidad. Muy generosa, honesta y trabajadora. Su funeral fue tan alegre y lleno de vida, como ella.
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